La sustancial evasión fiscal por la que México atraviesa usualmente, en donde se reportan miles de millones de pesos no recabados anualmente, está generando una agresividad mayor por parte de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, a través del su Servicios de Administración Tributaria para que la cifra disminuya paulatinamente. Y aunque la palabra “agresividad” sonará drástica, es en realidad una necesidad que el SAT agudice sus prácticas año con año, considerando que casi la mitad de los impuestos a recabar, no son recolectados.
Como la autoridad debe estar muy al pendiente del cumplimiento de las obligaciones de millones de contribuyentes, es importante que la tecnología pugne a su favor, a manera de que todos los procesos sean seguidos de la manera más óptima y permitan que cada ciudadano con responsabilidad fiscal tenga noción, en primera instancia, y se haga cargo, en segunda, de sus obligaciones tributarias.
La gradual entrada de la contabilidad electrónica en México, cuya base de datos recaba ya a más de cinco millones de contribuyentes, se está volviendo la herramienta principal con la que el SAT busca acabar a largo plazo con los evasores. De la misma forma, se apoyará de entidades terceras, que brindarán la información de los contribuyentes por medio de formatos digitales. Esta medida va de la mano con la discrepancia fiscal, que implica que los ingresos no declarados pero sí manifestados en las cuentas bancarias del ciudadano serán reportados por los bancos, evitando que los egresos se incongruentes en comparación con los ingresos declarados.
Pagar impuestos de forma clara y constante, es una obligación de cualquier ciudadano que esté generando ingresos. Sin embargo, el SAT se encuentra haciendo permanentes auditorías aleatorias para evitar inconsistencias, facilita información para aclararlas y, en su defecto, efectúa las multas necesarias para erradicarlas.