La primera entrevista laboral siempre genera un sentimiento especial. La falta de experiencia en el tema, puede ocasionar una preocupación que, de no ser solventada de manera adecuada, podría entorpecer el desenvolvimiento a la hora de enfrentarse al reclutador y exponer la valía con la que se cuenta para adquirir un empleo.

Es por esta razón que es importante preparar una entrevista de la manera más prolija posible. Estar lo más preparado posible, conocer todo lo que se pueda al respecto del puesto laboral y de la empresa en la que se buscará la oportunidad, así como nuestras propias virtudes es de suma importancia a la hora de vendernos. Por al final, eso es justo lo que estamos haciendo: exponiendo nuestras virtudes a manera de que la empresa nos las compre y esté interesada en trabajar con nosotros.

Con el fin de no dejar ningún cabo suelto que pueda hacer que existan titubeos o actitudes difíciles de controlar, es importante considerar algunos puntos antes de acudir a una entrevista laboral.

Seis puntos básicos para tener éxito en la primera entrevista laboral

  • Cuida tu lenguaje corporal. El lenguaje será tu carta de presentación. Sin embargo, particularmente el corporal, es aún más importante pues no se le suele dar la importancia que merece en comparación con el oral pero, por el contrario, es preponderante pues expresa de manera más clara cómo nos sentimos y qué actitud tomamos ante las cosas que se nos presentan. Mantenerse seguro y con interés, será un primer paso muy importante que dar, de cara a lograr el éxito en la entrevista.
  • Define tus principales virtudes. En ocasiones, sobrevaloramos el tiempo que pasamos con nosotros mismos y no nos damos siquiera una pausa para evaluarnos y saber exactamente cuáles son las cosas para las que verdaderamente somos buenos y cómo las podríamos expresar de forma interesante y atractiva para quien nos pretende contratar. Saber al menos tres de nuestras mayores virtudes es determinante para vendernos como candidatos ideales al puesto que se nos ofrezca.
  • Define tus principales áreas de oportunidad. Tan importantes como las virtudes son los defectos. Este puede ser un punto clave que muchos no esperarían a la hora de exponerse en una entrevista laboral y puede ser determinante a la hora de la decisión final, ya que puede ser materia de verdadera incomodidad en caso de no tener preparada una respuesta. Ser francos con respecto a nuestros puntos de mejora y saber expresar por qué no afectarían nuestro desempeño es igual de determinante que saber vender nuestras virtudes.
  • Investiga de qué trata la oferta de empleo específicamente. Aunque podría sonar obvio, no lo es tanto. Saber cuál es el nombre de un puesto de trabajo, no implica tener noción real de qué implica el trabajo en realidad. Por dicha razón, hacer una investigación a conciencia de cuáles serían las obligaciones y tareas a cumplir en caso de conseguir el puesto, es tan importante, o incluso más, que los tres puntos mencionados con anterioridad. Es en este momento cuando hemos dado paso a hablar de lo estrictamente laboral. Y si no estamos preparados en lo laboral, definitivamente, no nos irá bien en la entrevista.
  • Investiga a fondo a la empresa. Si no muestras interés en la empresa previo a ser contratado, será complejo que convenzas al entrevistador de que lo harás una vez obteniendo el puesto. Conocer a la empresa lo más que se pueda, principalmente sus pros, sus logros, su posicionamiento en el mercado y su proyección a futuro, es un punto clave que podría definir si tu futuro será dentro o fuera de ella.
  • Evita hablar de dinero. Es evidente que el salario será un tema que te interesará saber. Sin embargo, si la vacante no lo especificó y has llegado a la entrevista sin una noción real de cuánto ganarás en caso de ser contratado, evita poner al dinero como prioridad. Seguramente, a lo largo de la entrevista, habrá oportunidad de que el tema salga a flote. Pero para que eso pase, primero procura dar prioridad a todo lo que podrías aportar. Seguramente, el entrevistador tocará el tema sin la necesidad de que tú lo tengas que sacar a colación.
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