Siete estrategias para desarrollar a tu equipo

Día a día se entiende de mejor manera lo importante que es una persona para una organización. Las personas, cada vez más, están dejando de ser números sustituibles en una base de datos y se convierten en verdaderos referentes para dar rumbo a una organización en la búsqueda de la consecución de los objetivos que se planeen; justo como debió ser siempre.

“Un empleado correctamente incentivado, asegura el éxito de una empresa en su industria”. Estas palabras son de Howard Behard, el fundador de Starbucks, y uno de los pioneros en la exposición del material humano como gran preponderante para que una empresa logre el éxito.

Las mejores estrategias para liderar

  • Centrar la cultura laboral en el colectivo: Se debe hacer entender al empleado que su aportación individual es importantísima, al mismo tiempo que pueda comprender que ésta no representará nada a menos que se compenetre con la aportación de todos los demás. El trabajo en equipo no es un cliché, es la forma más efectiva de desarrollar correctamente a un equipo de trabajo.
  • Liderar con autenticidad: Un líder no es aquel que hace algo en específico para encaminar a un equipo, más bien es aquel que tiene la capacidad de, siendo él mismo, convencer a los demás de que el rumbo que se está tomando es el adecuado. Liderar conlleva una permanente intención de aportar, de manera que la gente se motive y no que se intimide.
  • Contratar inteligentemente: Los skills técnicos con los que cuente un aspirante son tan importantes como su capacidad de habituarse a la cultura laboral que ya se tenga establecida. Si se vislumbra complejo que el aspirante encaje en un grupo, por más talentoso que sea en otras áreas, se deberá considerar que quizá no sea la mejor idea integrarlo a un equipo de trabajo con una dinámica que no parece ir acorde a sus facultades.
  • Descubrir talentos ocultos: Es imposible saber cada una de las cualidades de un miembro del equipo a menos que diariamente haya una intención real de conocimiento y una interacción encaminada al mismo. Mientras mejor se pueda conocer a cada integrante, mayor capacidad habrá para saber cómo aprovechar su talento.
  • Promover el diálogo: Las ideas de nuestro equipo pueden ser tan valiosas como las del líder. Un buen equipo de trabajo está compuesto por gente ávida de expresar. Dicha avidez se genera si el líder invita al diálogo propositivo. Promoverlo no es opción, es necesidad.
  • Agradecer cuando sea necesario: Aún hay lugares que argumentan que al empleado no se le debe agradecer, porque se le está pagando. Si bien es cierto que la labor de un empleado tiene como uno de los fines primordiales el sustento económico, nunca está de más saber expresar agradecimiento con alguien que aporta para que la empresa funcione. El pago y el agradecimiento pueden ir de la mano. Un gesto amable suele ser más valorado de lo que se percibe y cuesta muy poco tiempo y definitivamente nada de dinero.
  • Facilitar los recursos: Para que un equipo de trabajo se desarrolle al máximo, debe contar con los recursos para hacerlo. Tener una escucha activa de cuáles son las necesidades que se deben saciar para que un equipo funcione, tanto individual como colectivamente, es algo indispensable que permitirá el éxito, o en su defecto originará el fracaso.
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