La tercerización se ha vuelto una práctica necesaria en toda compañía que se encuentre en etapa de crecimiento o maduración y pretenda enfocarse en lo que su industria le determine para ser competitiva. Esta actividad, también conocida como “subcontratación”, consiste en la delegación de tareas específicas a un proveedor externo especialista en temas que la empresa contratante no necesariamente domina.

De esta forma, la operación de la empresa contratante sigue siendo llevada a cabo de manera óptima, sin necesidad de enfocar un esfuerzo en aquellas tareas que tiene que trabajar, pero no le generan valor. Por dicha razón, la subcontratación es cada día más común. Y por los beneficios que ofrece, se convirtió en la alternativa por excelencia para facilitar la operación de una empresa.

Cuatro beneficios primarios de recurrir a la tercerización

  • Enfocarse en las actividades centrales. En medida que una empresa crece, crecen sus necesidades específicas. El manejo de las nóminas se vuelve más complejo, los asuntos legales tienen que ser tratados con mucho mayor detalle y los esfuerzos de marketing comienzan a exigir mayor profesionalismo. Trabajar estos tres aspectos tan importantes en cualquier empresa, de cualquier industria, no siempre será sencillo. Es por ello que dejar estas prácticas en manos de la tercerización, permite que cualquier compañía, aun en su etapa de crecimiento y madurez, siga enfocándose en lo que verdaderamente le genera beneficios.
  • Evitar errores derivados del desconocimiento. En el mismo orden de ideas, no ser experto en esos temas que se vuelven importantes, pero no redituables en la operación, puede derivar en una serie de errores evitables si se delega el trabajo a un proveedor externo. Delegar el trabajo secundario no solo es más sencillo, es ideal en el afán de reducir el margen de error a la mínima expresión.
  • Liberar carga laboral. Aunque de la mano con el primer punto, es importante resaltar por si sola la liberación de la carga laboral. De esta forma, se optimizan gastos, los tiempos se hacen más eficientes y se requiere de mucho menor personal especializado para la consecución de objetivos.
  • Explotar el talento externo en pro de la empresa. Al final del camino, toda empresa busca optimizar. El talento externo, en primera instancia, brinda el expertise necesario para que los objetivos específicos se cumplan, al mismo tiempo que reduce gasto y perfecciona procesos. La tercerización per sé es un beneficio implícito.
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